Sin compromiso (no sin amor)
Dije sin amor, y te partiste en dos.
Una, esa voz preciosa que decía: mi amor, mi amor, buscando mi cariño.
La otra, una avalancha terrible, que yo conozco perfectamente, la frustración del rechazo.
No debí decir otra cosa, aunque me hubiese gustado.
Por eso aquí estoy, tatuando mis recuerdos, para que dejen de serlo.
No me gustan, no los atesoro y con el tiempo ni siquiera los reconozco míos.
¿Yo hice, dije, pensé eso? Disculpa, sólo fue en ese momento, luego, se acabaron.
Como un flor, una que te regalé, dos que olvidaste, tiradas y marchitas.
El tiempo permite saber que algo grandioso, como el sol, dejará de existir,
y la intuición, poderosa magia, nos recuerda cada noche, cómo sería la vida en oscuridad.
Sin que nunca llegue el amanecer, y debamos despertar, regresar o dormir, al menos juntos.
Me muero por ti y me dijiste exagerado. Dije muchas más cosas y no hiciste nada.
Sin sacrificio, sin entrega, sin compromiso, y por eso dije sin amor, sólo placer y confusión.
Luego me dijiste que te morías por ti y muchas más cosas más, y no te creí.
Si lo hacía yo era terrible y si lo hacías tú, inocuo.
Allí tenemos, lo que cada quién hizo.
Recibimos lo que dimos.
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