sábado, 9 de mayo de 2009

Pirata

Hoy, al despertar y dormir, leo Rayuela,
ayer era otra cosa distinta,
fue pertenecer a una raza inmortal,
ahora extinta por la crueldad.

Hoy, mi desayuno y cena es Rayuela,
ayer, fue otra cosa, mucho más simple,
era la inevitable alegría, y la tranquila calma,
fue la paz y la confianza, la sonrisa.

Ayer fue el miedo del primer beso y la seguridad de la piel canela,
el vino, la cerveza, los versos pagados con lágrimas,
hoy apenas queda el desespero del silencio y la impaciencia estrepitosa,
el laberinto insondable, el misterio inescrutable.

La confusión temible de despertar en un lugar totalmente distinto,
y no saber cómo el destino me llevó a donde yo no elegí ir.
Y queda un mapa, trazado, marcado y varias veces revisado,
para entender dónde me perdí, cómo erré el destinado tesoro.

Llega un pirata, de barba rala, asqueroso pero conocedor de los mares,
y me lo escupe, se ríe y cuando me ve inconsolable, tendido en la arena,
me regala su bárbaro conocimiento.

Por allí no ibas a llegar, ese mapa se parece al original, pero es falso.

Te lo cambiaron, un día cualquiera, y por eso te has destrozado,
chocado con rocas, hundido en abismos y perdido en la noche lluviosa.
Quien lo cambió, guardó cómplice silencio, pensando que después de la tormenta,
tú sobrevivirías, fuerte, cansado pero con el sol de frente,
que la soledad te haría mejor y que sus manos, no te harían falta.

Si vas a salir a buscar tesoro, búscate un pirata, no un esclavo.

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