miércoles, 10 de diciembre de 2008

Piel Criolla

Yo, que he escrito, quisiera a veces desescribir
Deshacer todo lo que he hecho y deconstruir las palabras
No es desechar sino derribarlo todo, para con escombros reescribir
olvidarme de mayúsculas comas pausas las i las y pero quedarme con los acentos
si uno se atreve a escribir universos llenos de esdrújulas bien podría decir ¡kolenzo!
dividir sus animales y plantas en bi-cerebrales o ultrasolares, así como subespaciales,
enfrentar las g y las j, apoyar la k devastando la q y comerse en inglés la y por las ll
contar hasta el 7 y brincar al 11, e inventar una gramática circular y etnocentrista,
pero queda un país.

Y toca escribir bonito, bien y correcto, para que algo así exista
Es aún el turno de poner a leer a mis señoras y chamos
Que un señor se baje del carro, con este libraco metido en el sobaco
Hacer las cosas para que nazcan, primer en papel y luego en la mente
Para que duela cada hoja en blanco, cada silencio y cada espacio,
No ocupado por la inteligencia, por la creación y la sublevada creatividad
Y quede decretado, a tinta y fuente, que es más libre, el que más conoce.

Allí, en la montaña de tierrita, pongo la mano para disparar la metra,
Le pregunto a mi papá como eran las cosas cuando él era pequeño,
Recuerdo que el mundo existía antes que yo, y ya era importante y grande.
Me río, aprendiendo que en la playa es imposible atrapar la espuma,
Pero es posible hacer todo un castillo de arena, o ahogarse aún sabiendo nadar.
Que un grano de arena es minúsculo pero es imposible regresar sin uno a casa.
Decir casi molesto que ¡la calle es libre, señor!, pero saber que tampoco nuestra.

A ver, si como nos lo han prometido, de aquí a mil años, ser venezolano sea más fácil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

texto muy generoso... que gustazo leerte pana