miércoles, 31 de diciembre de 2008

Piano de Letras

Para Margie

En realidad, yo no sé tocar el piano
Pero si pudiese, lo haría como le saco sonidos mudos a este teclado
Componiendo sonoramente con los acordes de mi pensamiento

Al amanecer, como ahora, me atrevería a tocarte a ti, sin despertarte
Sumiéndote en un sueño lleno de música en el que bailamos,
Otra de las ciencias que no domino,
Pero que mis dedos simulan
Solamente para ti
En un verso
Necio

Se llena el mundo de ruiditos, pisadas pequeñitas de seres infinitos
Invisibles y risueños, como enanitos pero sin serlo
Como sombras pero visibles, tangibles, que beben y mastican
Celebrando una existencia que se despierta
Con el sol rebelde de tus ojos
Y se alimenta de mis secretos
Oyéndolos, cabizbajos, apretada la mirada,
Cerrojos vocales, gritos menstruales, acallados, silentes
Para enterarse completamente
Que yo, en realidad, no sé tocar el piano
Pero si lo hiciera…
Lo haría como ahora escucho música al escribir tu nombre
En mi teclado

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Piel Criolla

Yo, que he escrito, quisiera a veces desescribir
Deshacer todo lo que he hecho y deconstruir las palabras
No es desechar sino derribarlo todo, para con escombros reescribir
olvidarme de mayúsculas comas pausas las i las y pero quedarme con los acentos
si uno se atreve a escribir universos llenos de esdrújulas bien podría decir ¡kolenzo!
dividir sus animales y plantas en bi-cerebrales o ultrasolares, así como subespaciales,
enfrentar las g y las j, apoyar la k devastando la q y comerse en inglés la y por las ll
contar hasta el 7 y brincar al 11, e inventar una gramática circular y etnocentrista,
pero queda un país.

Y toca escribir bonito, bien y correcto, para que algo así exista
Es aún el turno de poner a leer a mis señoras y chamos
Que un señor se baje del carro, con este libraco metido en el sobaco
Hacer las cosas para que nazcan, primer en papel y luego en la mente
Para que duela cada hoja en blanco, cada silencio y cada espacio,
No ocupado por la inteligencia, por la creación y la sublevada creatividad
Y quede decretado, a tinta y fuente, que es más libre, el que más conoce.

Allí, en la montaña de tierrita, pongo la mano para disparar la metra,
Le pregunto a mi papá como eran las cosas cuando él era pequeño,
Recuerdo que el mundo existía antes que yo, y ya era importante y grande.
Me río, aprendiendo que en la playa es imposible atrapar la espuma,
Pero es posible hacer todo un castillo de arena, o ahogarse aún sabiendo nadar.
Que un grano de arena es minúsculo pero es imposible regresar sin uno a casa.
Decir casi molesto que ¡la calle es libre, señor!, pero saber que tampoco nuestra.

A ver, si como nos lo han prometido, de aquí a mil años, ser venezolano sea más fácil.